Una arquitecta con maestría en gerencia de proyectos
Un proyecto bien hecho es diseñar, planificar y organizar una obra, para ejecutarla en el plazo previsto, con el presupuesto pactado.
Pero también implica: Hablar y entender las preferencias de una familia: sus formas de habitar, los usos cotidianos, los espacios más importantes, la relación con el entorno, los criterios de sostenibilidad y la elección de los mejores materiales, sin olvidar su mantenimiento posterior.
Luego podemos considerar factores más técnicos, propios de la arquitectura: la claridad geométrica de los espacios, la composición armónica, la síntesis formal de la normativa aplicada, orientaciones solares, la incorporación de nuevas tecnologías, etc.
Gran atención a los detalles
Innovo y aporto nuevas posibilidades en cada trabajo
Para obtener los permisos necesarios y evitar sorpresas económicas, antes de comenzar una obra resulta imprescindible contar con un buen proyecto arquitectónico, capaz de determinar las prestaciones de todos los materiales a utilizar y las soluciones constructivas empleadas. Solo así se minimizan las desviaciones de los plazos de ejecución y los sobrecostes.
Siempre que exista un proyecto previo a la ejecución de una obra requiere:
- Planificar y programar el desarrollo de las obras de construcción, tomando en cuenta las variables que garanticen el cumplimiento de los tiempos y el manejo eficiente de los recursos.
- Optimizar los plazos de ejecución de las obras a través de la fiscalización de los procedimientos constructivos y el control de la calidad.
- Maximizar los recursos financieros por medio del manejo de presupuestos e ingeniería de costos
- Gestionar las relaciones del personal haciendo uso de técnicas de liderazgo, negociación y dirección de equipo.